2017 fue ese año, el de los pequeños cambios


2017 fue ese año post tesis que pasó volando. Más rápido que nunca. Tanto en lo personal como en lo profesional. 

2017 fue ese año de vuelta a la normalidad. Atrás quedaron las noches de insomnio, el cansancio permanente y las dudas continuas sobre la etapa posterior a la tesis y sobre cómo aprovechar el esfuerzo de 4 años de trabajo.

2017 fue ese año en el que nos dimos cuenta de que David y Lola Jr. ya no son tan bebés como antes de ayer, como hace cuatro días. David entró en primaria y empezó a jugar al fútbol (juro que por voluntad propia - suya -, aunque la verdad es que yo disfruto casi más que él viéndolo cada día) y Lola confirmó que es la alegría de la casa.

2017 fue ese año en el que decidí volver a jugar y me reenganché al mundo del fútbol (por culpa de David) (qué anestesia y desconexión eso del paquete fútbol de Vodafone...). Y David y yo nos hicimos abonados del Hércules.

2017 fue ese año que se inició con una pequeña desilusión pero finalizó con una gran alegría: gané el I Premio "José Miguel Iríbas" al Conocimiento Turístico, otorgado por la Fundación Frax.

2017 fue ese año en el que publiqué mi primer libro: "Social Media Marketing en Destinos Turísticos: implicaciones y retos de la evolución del entorno online".

2017 fue ese año en el que Lola y yo decidimos que teníamos que retomar muchas cosas que por la dichosa tesis y los peques habíamos dejado de lado.

2017 fue ese año en el que continué con la meditación aunque dejé el yoga y el pádel y retomé el running "en serio".

2017 fue ese año en el que aprendí mucho de mí.

2017 fue el año de los pequeños cambios.

2017 fue ese año. Uno más.



Foto: Mejorconsalud.com

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